Y al caer los copos van adquiriendo fuerza.
Mientras nos precipitamos al vacío, nos formamos intentando alcanzar la perfección de esa redondez que todos esperan de nosotros.
Esa blancura de la nieve virgen.
Entonces nos damos cuenta de que casi ninguna bola de nieve es redonda y que tampoco tienen el blanco virginal deseado; pero el intento de tender hacia la perfección nos hace realmente admirables.
No os habeis fijado en que estamos hechos de partículas idénticas?
Firma la hermana de Merlin: Morgana