Mis sentidos, inertes, contemplarán de nuevo atónitos tu metódica puesta en escena, aterciopelada como aquella canción que expropié a Calamaro para hacerla nuestra.
El silencio se cansará de la soledad compartida de nuestro juego de niños adultos y saldrá por la ventanilla para fundirse con otra de tantas noches tragicómicas, mientras tu sonrisa nerviosa, perenne pleonasmo, me sugiere tiritar por enésima vez desde aquel café hace nueve intermitentes años. Y volveremos a nacer bajo las lunas de metal.
¿Cómo trazar una línea cuando desconoces el punto de destino y, aún peor, el de origen?
R…
(*) Post invitado, gracias R… por compartir con nosotros tus letras. Esta es tu casa siempre que quieras.
Foto de castarco (http://www.flickr.com/photos/14716162@N08/1498702661/)