No puedo dejar de ver, aún sin cerrar los ojos, alas doradas surgiendo de los rincones de tu sonrisa.
Y la voz iluminando el cielo. Qué sabría Homero sobre cantos de sirena…
¿Juegas a acorralar mi alma con tus ojos? ¿Te has propuesto usar tu pelo como grilletes?
Haces que el universo nos quede pequeño: hay tantas melodías que descubrir entre los pliegues de tu piel.
Y es que hay cosas que sólo se pueden aprender mirando a través de los libros cerrados.