Sin pretenderlo y por casualidad

Hoy vengo a contar una historia que la mayoría ya sabe. Sólo por el placer de contarla:
 

Todo empezó como dicen que empiezan las grandes cosas, sin pretenderlo y por casualidad. Hacía tiempo que me apetecía ir a Istanbul y por avatares de la vida solo conseguí llegar al vestíbulo del aeropuerto esperando que se resolviese el conflicto con los controladores. No pudo ser, pero al cabo de un tiempo…

Otra oportunidad. «¿Hacemos algo estas vacaciones? ¿Estoy mirando Tokyo, te apuntas?». Casualidad, como decía. Resultó que las ofertas eran engañosas y no estaba tan al alcance como parecía. «¿Y qué te parecería Istanbul?». «Bien, pero que se apunta una amiga». Sin pretenderlo. Y allí dónde iba una amiga, al final es otra. Por casualidad.

Hablar contigo -me permitiréis que me dirija directamente a ella-, por chat y sin conocerte de nada, fue una experiencia inusual. Conexión es quizá la mejor palabra que se me ocurre. Sentía que entendía lo que esperabas del viaje, lo que te apetecía hacer. Progresivamente, decir poco a poco sería mentir, salieron flecos personales que se entremezclaban con todo el asunto del viaje.

Empezó a darme más ganas conocerte que ver la ciudad en sí. Ahora quizá suene fácil decirlo, pero en aquel momento empezaba a ser sorprendente. Y empecé a pretenderlo. Esa conexión no era como para dejarla pasar. Nunca he creído en el destino pero uno debe aprovechar esos instantes donde surge la magia, la belleza a veces aparece en un rincón olvidado.

«¿Qué te parece si nos conocemos antes del viaje?». No sé exactamente como pasé de pretenderlo a conseguirlo, quizá el arrojo también aparece en los rincones olvidados. Y así fue por mi lado del mantel, el resto lo conoces bien.  Casualidad. Pretenderlo… a eso puede que le diéramos la vuelta por el camino. Es como esas bolas de paisajes nevados: las agitas para que empiece a nevar y posiblemente no te sorprenda que lo haga, pero no dejas de admirar la escena.

Nuestro paisaje, el que nos ha traído hasta aquí, puede ser sorprendente. Lo que de verdad impresiona es la belleza del paisaje.

 A Ro

PD: Casualmente, en el preciso instante en que se ha publicado esta anotación hace un mes que emprendimos ese otro viaje, el que de verdad ilusiona. Quizá algunas cosas sí las pretendiera ;)