Fotografiando el camino

Hace mucho tiempo que me gusta la fotografía. Podría decirse que toda la vida. Recuerdo que de pequeño me encantaba usar la pequeña cámara compacta, obviamente de carrete. Recuerdo lo feliz que fui la primera vez que me dejaron que me la llevase a una excursión. Tengo imágenes de mi padre enseñándome su cámara réflex, mostrándome los diales con los que se controlaba.

Es curioso, creo que en algún momento de la adolescencia borré todos esos recuerdos felices de la infancia. Los de la fotografía y los otros. En algún momento me perdí en esa espiral de sombras que te deja desnudo frente a la vida adulta. O así me sucedió a mí. Fue sin darme cuenta, no era consciente de ello. Poco a poco, tras las sucesivas introspecciones, buscando lo que todos buscamos sin saber qué es, me di cuenta de que había algunas cosas felices que quedaron atrás. Cosas que quizá no era demasiado difícil recuperar.

De las cosas perdidas, una era la escritura. Había vuelto sola. Es algo que viene y va, que me posee y me abandona. Otra era la fotografía. Decidí que me compraría una cámara compacta. Ya asentada la era digital, ahora era mucho más barato practicar hasta conseguir algo medianamente decente. Maldito perfeccionismo, aún me acompañaba. Y lo hice. Me compré una cámara compacta digital y empecé a hacer fotografías por hacerlas, por practicar. Luego aprovechando cualquier excusa, cualquier viaje para hacer todas las fotos posibles. Nunca personas, siempre arquitectura o paisaje. Soy así. Busco lo artístico y a veces olvido lo real. Últimamente, ya había llegado el punto en el que organizaba excursiones o viajes sólo como excusa para poder hacer fotos. De complemento a motivo. Era hora de dar un paso más. Al fin y al cabo, ¿cuántas cosas que te proporcionen felicidad están únicamente en tus manos? (Llegado este punto, debo reconocer que esta reflexión se la debo a una amiga)

Así que por fin lo he hecho. Me he comprado una cámara réflex digital. Y el primer hito importante será Istanbul, con su Gran Bazar, su Mezquita Azul, su Aya Sofia, su Cuerno de Oro  y todas esas otras cosas que nos quiera mostrar. Mientras tanto, seguiré fotografiando el camino. Seguiré desandando la vida hasta esa felicidad que algún día tuve, en esa infancia olvidada.

PD: La fotografía que encabeza esta entrada corresponde a la primera salida con la nueva cámara. Podéis ver el resto de las fotos aquí: http://www.flickr.com/photos/mikypetit/sets/72157625403255838/

7 comentarios en “Fotografiando el camino

  1. como niño con zapatos nuevos :)
    la verdad es que haces unas fotos preciosas y he de decir que das buenos consejos ( yo he mejorado un poco…sólo un poquito)
    pero hay una cosa que haces mejor, escribir

    Me gusta

  2. Seguiremos contigo ese «camino»… puedes estar seguro.
    Y no sé si estoy del todo de acuerdo con nuestra amiga Penélope, tanto la fotografía como la escritura se te dan muy bien… no podría escoger.
    Bonita foto, sin duda.

    Me gusta

  3. Estoy de acuerdo, con que haces unas fotos preciosas y como no puedo escribir en flicker, me gusta las del sol por la puerta de atras, aunque no sé si va con segundas, jejeje.
    Por cierto no pierdas los recuerdos bonitos de la infancia, que eso es lo que queda al final.

    Me gusta

  4. Penélope:

    Y más lecciones que faltan desde mi humilde condición de aficionado, hay tonterías que pueden mejorar mucho una foto.

    Muchas gracias por los piropos, por los dos.

    Morgana:

    A mi me encanta que lo sigáis. Yo tampoco sabría escoger que me gusta más.

    Gracias :)

    midori:

    Todo en esta vida tiene doble sentido… Aunque probablemente no sea en el que estás pensando.

    Gracias por el consejo.

    reif:

    Pues no, no lo habías hecho, y si somos puristas… ahora tampoco :D

    Gracias igualmente por seguir leyendo.

    Me gusta

¿Quieres comentar?